La joyería ha desempeñado un papel significativo en la sociedad a lo largo de milenios. Siempre se ha utilizado como expresión simbólica de elegancia, riqueza y estilo. Aria, por su parte, se inspiró en la idea de que la joyería no se limita solo a los individuos, los edificios también pueden usarla. Las lámparas son la joya del interior, indican elegancia, riqueza y estilo de manera similar a la joyería.
 
La sorprendente estructura metálica de Aria, a pesar de su delicadeza, tiene casi 2 metros de ancho. Su luz emana de tres bombillas que se encuentran dentro de tres esferas blancas, representando las perlas de un collar y convirtiéndose en el punto focal de la pieza.
Estas tres esferas de luz suspendidas entre las estructuras metálicas parecen congeladas en el tiempo, creando una tensión visual inmensa. Esperaríamos que rueden a lo largo de los rieles de metal, pero esa tensión visual permanece sin resolver. Es precisamente esta característica la que hace que Aria sea tan fascinante y cautivadora.
Desde cualquier ángulo, Aria atrae todas las miradas. Embellece un hogar de la misma manera en que una joya realza la belleza de una persona.
 
Aria es el collar de un espacio interior, y parte de su encanto radica en su fabricación, pues la magia de cómo se mantiene unida es invisible a simple vista. Todo ocurre dentro de las esferas, añadiendo un toque de misterio y encanto a esta obra de arte lumínica.